“Lo fundamental es acercarse de manera personal. Notan un apoyo que no han visto en sus casas ni en toda su trayectoria educativa. Si les das un voto de confianza crece su autoestima. No llegas a la primera ni a la segunda, pero trabajando logras que un chico que estaba en la calle o que supuestamente no vale para estudiar siga en el sistema educativo, consiga un trabajo o busque en lo que le gusta. Antes tenía un horizonte desdibujado. Ahora lo ve un poco más claro”, relata Soraya Chapinal, maestra desde hace nueve años de la Unidad para la Formación e Inserción Laboral (UFIL) Puerta Bonita de Madrid.
[…] Roberto García, director pedagógico de Peñascal Kooperatiba, con siete centros en el País Vasco y Navarra que atienden a 1.328 alumnos entre Programas Complementarios de Escolarización, FP Básica, Grado Medio y Enseñanza para Adultos, destaca alguna característica más: “La mayoría son chicos (80%), con una situación socio familiar compleja e inestabilidad económica, problemas de adaptación social (se refleja en un mayor porcentaje respecto a la media de denuncias o medidas judiciales) y un nivel de cualificación nulo o insuficiente, que les aboca a puestos de trabajo en los que no les pidan nada, que cada vez son menos”.